viernes, 9 de julio de 2010

Sueño

¿Alguna vez imaginaste qué se sentiría ser otra persona? Bueno, yo lo hago ocasionalmente cuando estoy durmiendo, pero no recuerdo haberme ido a acostar esta vez.

Cuando apoyé mis pies sobre la peluda alfombra azul, no noté que esa no era mi habitación, ya que ni siquiera había dejado de bostezar y frotarme los ojos. Tampoco sentí diferencias en cuanto a mi cuerpo, pero efectivamente había algo allí que jamás podría tener siendo yo misma. Igualmente, apenas lo sentí cuando comencé a caminar semidormida hacia el baño. Bueno, ahí sí lo sentí. Al parecer era un chico. Un muchacho atractivo de mi misma edad, con ojos celestes y cabello castaño me observaba a través del espejo cuando por fin pude dejar de gritar. ¡Ay, Dios, qué susto me di! Ese desconocido había tomado mi cuerpo. Cuando pude aceptar que no podía despertar, me dirigí tambaleándome a la planta baja. Pude ver que todos eran lo que debían ser: mi madre era mi madre, mi padre era mi padre, y mi hermana seguía siendo mi hermana.

El día pasó pesada y lentamente delante de mí, y me desesperaba no poder despertar, ya que a pesar de mi brutal cambio físico, nadie había notado nada extraño. Y mis mejores amigas ya no me miraban como… solían mirarme. Sonreían con cara de tontas y me saludaban mientras sus rostros se tornaban rosados ¡Era una pesadilla! Aunque poco a poco me pude tranquilizar, hasta que ya no me parecía tan aterrador; todo fluía naturalmente. El día terminó y yo seguí disimulando que todo estaba bien hasta lograr dormirme en aquella cama que no era la mía.

Pero no pude volver a ser yo misma. Todavía no recuerdo haberme ido a acostar esa vez, pero me siento bien, ya lo pude aceptar, es más, hasta ya me siento todo un hombre…


FIN


Cynthiia




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