miércoles, 5 de enero de 2011

I'm always wanting you.

Él pensaba que la vida había que vivirla sin miedo, sin preocupaciones. Ella temía por cada movimiento erróneo que podría llegar a dar; pero la espontaneidad de él calló sus miedos con un beso, uno espontaneamente inesperado. En realidad no había nada que esperaran con tantas ansias, pero fue sorpresivo el modo, el momento. Igualmente, la sorpresa, junto con ese beso en sí, fue lo que provocó el calor dentro de ella, un pequeño fuego que inundó su cuerpo y le hizo sentir cosquillas. Le respondió el beso como pudo, sin saber bien qué hacer, lo tomó por el rostro, y le acarició la nuca. Los dedos de él dibujaban círculos en sus mejillas y no la dejaban pensar. Sonrieron en medio del tierno beso y luego se miraron sonrojados. Las palabras más lindas salieron de la boca de él, pero ella por miedo, reprimió todo lo que pensaba, lo guardó para decirlo cuando tuviera más valor y seguridad. Se mantuvieron unidos en un abrazo, y continuaron conociéndose más. Sus miradas los delataban, estaban perdidos en el otro profundamente. Ella quería abrazarlo, apretujarlo y decirle lo mucho que le gustaba. Él quería llenarla de besos y no dejar de acariciarla. 
La tarde pasó entre anécdotas y palabras de amor, caricias y besos, y miradas complices donde se profesaban afecto con sólo un pestañeo. Se despidieron con un pequeño pero significativo beso, con la esperanza de que todo lo que sintieron ese día se volviera a repetir pronto.

No hay comentarios: